Después de 81 años de la expropiación petrolera, Petróleos Mexicanos reporta una producción en números rojos, una gran dependencia a las importaciones y una deuda de más de 105 mil millones de dólares. El nuevo Gobierno federal puso sobre la mesa un nuevo plan de fortalecimiento que, aunque implica capitalización y reducción fiscal, los analistas lo ven insuficiente frente a la necesidad de una Reforma Fiscal e inversión público-privada.
Ciudad de México, 17 de marzo (SinEmbargo).– Para enfrentar la deuda de 105 mil millones de dólares y la baja producción que incrementa la necesidad de importaciones, así como los señalamientos de corrupción interna, Petróleos Mexicanos (Pemex), pilar de la economía durante ocho décadas, requiere dinero para invertir en áreas productivas y «resucitar», dijeron especialistas en el sector energético. Para ello, sugieren una Reforma Fiscal y continuar con las asociaciones público-privadas.
Este lunes, el Presidente Andrés Manuel López Obrador celebrará el 81 aniversario de la Expropiación Petrolera en Tula, Hidalgo, donde anunciará la modernización de una de las seis refinerías en el país.
La gran incógnita es si, como cada año, lo acompañará el líder sindical Carlos Romero Deschamps, denunciado penalmente por disidentes por presunto enriquecimiento ilícito y participación en el robo de combustibles mediante tomas clandestinas, otro talón de Aquiles de la petrolera. El año pasado se registraron más de 12 mil, sobre todo en Puebla, Hidalgo y Guanajuato.
El Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, hijo del General Cuauhtémoc Cárdenas que expropió la industria a empresas extranjeras en 1938, planteó la urgencia de una nueva política petrolera que incluya una Reforma Fiscal para obtener los recursos necesarios que permitan tanto una mayor inversión (unos 200 mil millones de pesos este 2019) como darle autonomía presupuestaria a Pemex, cuyo último golpe recibido, afirmó, fue la Reforma Energética de 2013.
Posteriormente, «esperaría» que se investiguen «los grandes desvíos» de recursos desde el Pemexgate en el 2000 hasta Oceanografía y Odebrecht.
«Estamos desaprovechando un recurso importante con el que cuenta el país. En el pasado, cuando se producía más petróleo, y cuando llegamos a tener precios muy altos, Pemex aportaba alrededor del 40 por ciento del ingreso del Estado mexicano. Hoy está aportando escasamente el 20 por ciento. Quiere decir que la Empresa Productiva del Estado se encuentra en muy grave situación», dijo el fundador del Partido de la Revolución Democrática (PRD) el jueves pasado durante una ponencia en la UNAM.
La Secretaría de Hacienda prevé para 2019 ingresos petroleros por 1,045.0 miles de millones de pesos, menos que los 3,287.6 miles de millones de pesos por ingresos tributarios (incluyendo el impuesto a gasolinas).
Para Cárdenas Solórzano, «lo más urgente» es invertir lo necesario en exploración y explotación para frenar la declinación productiva y regresar aunque sea a 2 millones de barriles diarios. A Pemex, muestra el presupuesto, se le planean destinar 273 mil 069 millones de pesos en infraestructura y mantenimiento.
«Hoy estamos dependiendo de la importación tanto de gas como de combustibles. Se ha perdido la capacidad de refinación. Hace falta modernizar las refinerías y hacer que produzcan lo que pueden», dijo. «La inversión en una nueva refinería habría que iniciar cuando realmente logremos que la producción vuelva a crecer», agregó sobre el plan de una nueva en Dos Bocas, Tabasco.
Además, «Pemex no puede seguir siendo manejado por los criterios de la Secretaría de Hacienda, esto es, Pemex no puede seguir, si queremos que sea una entidad productiva, operando simplemente como una fuente de recursos fiscales», alertó.
«Que Pemex no aparezca como un renglón más del presupuesto de egresos e ingresos federales, y se maneje como una empresa productiva, y pague sus impuestos en los términos en que lo hace cualquier otra, y tengamos una industria petrolera que siga los lineamientos en función de los intereses del desarrollo del país, y no solo en estar alimentando las cajas fiscales», abundó.
Sin embargo, reconoció que para que la Empresa Productiva del Estado logre más exploración de campos, más extracción de crudo y se reconfiguren las refinerías existentes, se requiere dinero para invertir.
«Si quisiéramos echar a andar Pemex, con toda su fuerza y capacidad que tiene el país en este recurso natural, requerimos inversiones altas, inversiones fuertes. Habría que pensar en unos 200 mil millones de pesos en el primer año, y luego unos 100 mil millones de pesos en cada uno de los años de este sexenio», calculó el Ingeniero Cárdenas.
Ante la inconveniencia de adquirir más deuda o recortar los programas sociales para obtener los recursos, «no hay más que pensar seriamente en una Reforma Fiscal que grave más a quienes más ingresos obtienen y que quite cargas fiscales a los sectores de población a quienes tienen menos ingresos […] sería la fuente principal de recursos para reactivar la industria petrolera y reactivar el crecimiento del país».
El investigador Alejandro Limón Portillo, del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), coincidió en que uno de los principales pendientes es la autonomía presupuestaria de la empresa.
«Pemex entrega gran parte de sus impuestos a la Secretaría de Hacienda y finalmente al gobierno federal. Así ha sido desde la expropiación petrolera. Ha sido la empresa que ha dotado de recursos al sistema fiscal. Pero lo que no ha sucedido es que no se han sabido adaptar al cambiante sector energético», observó.
Aunque se ha contado con «ese colchón» petrolero de recursos que ha permitido al Gobierno ofrecer una tasa fiscal relativamente baja a los ciudadanos, desde el 2013 se reporta una producción negativa que acota el espacio fiscal, explico.
«Vemos muy probable en el CIEP que es materia de dos años, no puede pasar más, que el Gobierno planté una una nueva Reforma Fiscal que proponga nuevas formas de recaudación porque simplemente los ingresos petroleros de manera muy complicada van a dar lo que daban hace diez o quince años, para seguir dándole al ciudadano una calidad de vida», previó Limón.
LA INSUFICIENTE INYECCIÓN DE DINERO
El Gobierno federal ha anunciado una serie de medidas de rescate a Pemex, incluyendo el compromiso de no adquirir más deuda por primera vez en diez años. Con una obligación de 105 mil 800 millones de dólares, es la empresa petrolera más endeudada del país.
«Pemex sigue siendo un buen pagador, el problema es que la deuda cada vez cuesta un poco más porque ya no tiene los mismos activos, ha disminuido la capacidad de producción, y bajan las calificaciones a su deuda, es decir, cada día tiene más riesgo de llegar a desfalcar a alguno de sus prestamistas. La deuda no es mala, su posibilidad de seguir adquiriendo en mercados internacionales sigue siendo muy buena. El tema es si es la mejor deuda que está adquiriendo y en qué está sustentada (en activos o producción)», afirmó Paul Sánchez Campos, especialista en el sector.
Pese a los anuncios, estos meses las calificadoras como Standard and Poor’s, Fitch y Moody’s optaron por la reducción de su calificación crediticia. Los analistas tampoco lo ven suficiente, salvo con la suma de inversión privada.
«Se necesita dinero para buscar y producir petróleo y gas natural. Las inversiones de las que hablamos son decenas de millones de dólares que el gobierno no tiene. Necesita traer a los inversionistas para tantas obras que se necesitan invertir en Pemex. En refinación se necesita para que las refinerías ya no trabajen al 40 por ciento, y para construir la nueva en Dos Bocas que costará entre 6 y 8 mil millones de dólares. En los ductos se necesita mantenimiento para mejorar su vigilancia porque las pipas son más caras», dijo el académico Nicolás Domínguez de la UAM.
«Los inversionistas están reacios a invertir porque los precios del petróleo no están tan altos [unos 60 dólares el barril]. Aunque hubiera inversiones, las calificadoras deben convencerse que el gobierno invertirá inteligentemente. Ha sido criticado por invertir en la refinería de Dos Bocas porque aumentar la producción es mejor negocio. Depende que confíen en Pemex», añadió.
En el Presupuesto para este año, la Secretaría de Hacienda contempló para la petrolera un aumento presupuestal de 18.5 por ciento anual. Para 2019, Pemex podrá ejercer 464 mil 601 millones de pesos, frente a los 391 mil 946 millones de 2018.
El 15 de febrero, el titular de Pemex, Octavio Romero Oropeza, presentó el «Programa de Fortalecimiento» que busca, con apoyo de la Secretaría de Hacienda, que mejore sus finanzas, se acabe con la corrupción, no se contrate más deuda y se incremente la inversión en áreas donde se tiene petróleo de fácil extracción, destacó el director general de la empresa, Octavio Romero Oropeza el 15 de febrero.
Implica una inyección total de 107 mil millones de pesos para revertir su déficit fiscal (el año pasado la compañía registró pérdidas de 63.2 mil mdp).
«Dejar caer a Pemex es un riesgo país. Es importante que el gobierno siga inyectando recursos para mantenerla a flote. Sin embargo, si no se replantean los objetivos de la empresa, nunca será suficiente todo el dinero que se le pueda inyectar porque no va a generar ingresos. Tiene que replantearse qué quiere hacer en los próximos años para su centenario: administrar contratos haciendo farmouts, vender tecnología, cubrir las necesidades energéticas del país, desarrollar gas natural…», observó el especialista Paul Sánchez.
«No solo es un tema operativo, sino también laboral. Gran parte de los pasivos de Pemex son pasivos laborales que se lo están comiendo por más que haya negociaciones con el sindicato. Es un problema que está ahí», sumó.
El plan federal consiste en capitalizar a la empresa con 25 mil millones. «La capitalización [25 mil mdp] que se le ofrece a Pemex –que ya viene incluida en el presupuesto– es un régimen de inversión financiera que hará la Secretaría de Energía a Pemex, pero no se sabe a qué proyecto en específico va a ser, y dependerá si será usado para la refinería, para exploración y producción», explicó el investigador Alejandro Limón Portillo del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
Otra medida es aumentar la reducción en 15 mil millones la carga fiscal de Pemex (que utiliza el 46.02 por ciento de sus ingresos, 932.8 mil mdp en 2018, para el pago de impuestos y derechos sobre la producción).
«Creemos que es una buena medida porque atiende parte de la carga fiscal de Pemex, que es muy importante. El hecho de reducirle los impuestos genera mayores ingresos a la empresa que pueden enfocarse en otras tareas. Hay sin embargo estar al pendientes de qué mecanismos tendrán para redirigir estos recursos a áreas productivas y no solo se quede en salarios, jubilaciones o en áreas ineficientes como Pemex Fertilizantes», dijo Limón.
Las otras medidas son darle 35 mil millones de pesos adicionales para el pago de su deuda (105 mil 800 millones de dólares en 2018, 2.2 por ciento más que en 2017), y se espera sumar 32 mil millones adicionales, que según el Gobierno federal, resultarán del combate al robo de combustible.
«Atienden las tres áreas más específicas que son el problema de Pemex: pago de impuestos, pago de pasivos laborales y la necesidad de una mayor producción. El que sea de una manera correcta y de la cantidad correcta, consideramos que no es necesario para poder generar cambios», afirmó el investigador especializado en energía.